El círculo alquímico

El círculo alquímico
El círculo alquímico, de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-95690-73-9. A la venta en enero de 2011.

domingo, 21 de febrero de 2010

Leaving Las Vegas

Ni os imagináis las cosas que estoy viendo a raíz del caso en el que estoy trabajando. Quizá algún día las cuente, o a lo mejor será Paco Gómez quien las narre en una de sus novelas. Es alucinante, no lo podríais creer.

Por si fuera poco, esta noche pasada estaba haciendo una labor de vigilancia y de repente veo que se me acerca un tipo por la izquierda. Podía parecer un tipo normal, pero yo sabía que no lo era, dicen que el instinto... Total que me abro por la derecha y veo que de frente me viene otro tipo con las mismas intenciones. Avanzo unos metros y veo un callejón, sí, de esos de las pelis que al final tienen una valla. Así que, sin pensármelo, me he metido en él y he echado a correr. Al llegar al final he tomado impulso y he escalado la valla pero un ruido de bala y un dolor en el hombro de la hostia me indicaron que me habían dado. Giré la cabeza y los dos tipos corrían hacia mí disparando. Encaramado en la valla y jugándome el tipo he sacado mi pipa y he empezado a disparar también, lo suficiente para hacerlos retroceder. Entonces he saltado y he estado más de media hora corriendo para despistar a los malos. Al final lo conseguí.

Desde una cabina que dejé perdida de sangre llamé a mi contacto. Y en un cuartucho de la zona Este de Las Vegas, un médico alto, enjuto y con cara de malas pulgas, me ha sacado la bala casi a lo vivo. Me ha costado 300 dólares, pero los doy por buenos.

Ahora estoy en la cama, cansado, pero no tengo fiebre, lo que quiere decir que no tengo infección. Tengo mi Jack Danield’s, mi paquete de tabaco y la última de Carlos Salem, que ya he visto que Paco ha hecho reseña en el blog. Lleva razón, está de puta madre su literatura. También he visto las fotos de su premio de poesía en Algeciras, tuvo que estar guay.

En fin, que sigo con la lectura. Y en próximas entradas, si es que tengo tiempo, os sigo contando. Vaya jaris en los que me meto.

sábado, 6 de febrero de 2010

Alcalá de Henares

Esta noche me he recogido pronto. A las cinco de la mañana cojo un avión para Las Vegas porque el jodido caso en el que estoy trabajando me lleva hasta allí. Una de las cosas que tiene esta profesión mía es que siempre estoy por ahí haciendo viajes, lo cual me mola un huevo. Así que he llegado hace un rato y en vez de irme a dormir me he dado un rulo por Internet y me he puesto un Jack Danield’s. Y ahora estoy aquí haciendo el post. Paco me llamó el lunes pasado y me contó que en Alcalá de Henares estaban haciendo unas jornadas gastronómicas, que si nos apuntábamos, y le dije que sí, así que había reservado mesa para hoy. Como ahora no bebe nos hemos ido en su coche por la N-II, el día de sol cojonudo.

Hemos aparcado al lado del garito, un restaurante de la Plaza de Cervantes. Y nos hemos metido un menú de degustación de a 38 euros de la hostia. Nada más sentarnos nos han puesto una botella de Albariño y una de Ribera que entraba en el precio. Y de pronto han empezado a circular platos. Un queso con anchoas, un rape con caracoles, unas codornices, otra cosa que no me acuerdo y de postre un crepe relleno de arroz con leche, otro de chocolate y helado. A ver, los platos estaban buenos, superiores, pero estaban impregnados de ese aire de la nueva cocina en la que los platos son pequeños y las raciones también. Tanto Paco como yo somos más de lentejas, de bacalao al pil pil y de cordero asado. Pero bueno, en la variedad está el gusto, por una vez, vale. Desde luego yo no he sido de los que se ha llevado un disgusto porque el Adriá haya cerrado el Bulli o como se llame. La anécdota ha estado en que Paco ha pedido un agua con gas, pero el camarero le ha servido un Albariño para el queso y el pescado y un Ribera para los pajarracos. Y, bueno, tras luchar un rato con su fuerza de voluntad se ha tomado una copita de cada, yo me he despachado bien, la verdad. Pero es que luego nos han invitado a un chupito de algo que yo no había probado, ni creo que pruebe en otro lado, porque el nota nos ha dicho que se lo traen al él de forma especial. La delicatessen era crema de cava y estaba que te pasas. Nos hemos tomado varios y al final nos hemos quedado con el metre hablando de vinos, que el nota, que se llamaba José, entendía un huevo. Nos ha enseñado hasta una botella de Pingus que valía 950 euros. Al final hemos quedado que por 35 ó 40 ya te tomas un buen vino, pero que de ahí en adelante, los precios se multiplican aunque la calidad no llega ni a duplicarse.

Luego nos hemos ido y hemos entrado en la pastelería de al lado que data de 1840. Nos hemos comprado unas rosquillas típicas de Alcalá y nos las hemos tomado en una cafetería con sendos cafeses, Paco descafeinado. Y hemos charlado un poco de Literatura. Yo me estoy leyendo el de Pedro de Paz que me ha pasado Paco y él está con “Camino de ida”, de Carlos Salem, ya lo está acabando, y dice que mola un huevo. Luego mi colega poeta y novelista me ha traído hasta el centro, a la oficina, y nos hemos despedido hasta la próxima, a saber cuándo regreso yo de yankilandia.

Bueno, un cigarrito y me voy a la cama. Lo que siento es la espera y los registros a los que me someterán en el aeropuerto. Y que no puedo llevarme la pipa, aunque ya tengo plan para hacerme allí con una.