Si hace unos años me dicen que mi mejor colega iba a acabar escribiendo novelas quizá no lo habría creído. Aunque tampoco hubiera pensado nunca que, habiendo salido de donde hemos salido, íbamos a hacer los dos una carrera universitaria y que yo iba a terminar en la Policía primero y después montando una agencia de detectives. Y que él iba a ser profesor y ahora escritor. Sencillamente porque en nuestro barrio casi nadie hacía el bachillerato y, ni mucho menos, íbamos a la Universidad. Pero Paco y yo siempre tuvimos inquietudes. Investigamos novelas, grupos de rock, protocolos de macarras, en fin, era lo que había. Menos mal que al final tuvimos como una especie de iluminación.
Bueno, pues que el libro está guay, pero me temo que el resto de los mortales todavía tendréis que esperar para leerlo. Yo le digo que publique con una editorial pequeña, como suele hacer todo el mundo. Pero el cabroncete prefiere esperar a una grande porque es muy cabezón. Le pasa lo que a mí.
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