viernes, 4 de diciembre de 2009
Entre tinieblas
Una tarde, después de que se marcharan todos en la agencia, donde también tengo mi casa, me puse cómodo y estuve trabajando un rato en el ordenador. Un instante antes de que oscureciera, lo apagué, pero no encendí la luz, a veces me gusta estar solo, entre tinieblas. Me serví un Jack Danield's y me encendí un cigarrillo para dedicarme a reflexionar. Al cabo de media hora, escuché a alguien forzando la cerradura. No me moví. A los dos minutos entró un tipo alto y debió notar mi presencia porque me disparó. Yo tenía la vista acostumbrada a la oscuridad, él no, lo que fue una suerte para mí, erró el tiro. A continuación le disparé y cayó al suelo. Encendí la luz para comprobar que le había matado. Llamé a Antonio Parras, colega e inspector de la Brigada Judicial, que no tardó ni quince minutos en presentarse en la agencia con los de la científica. Le conté toda la película y quedé en presentarme al día siguiente en la comisaría para la declaración oficial. Esa noche tenía una cita con la muerte, aunque esta se pospuso por mi rara costumbre de estar a oscuras a veces. El tipo fue a la agencia seguro de que no había nadie porque no había luz. Esa noche, llamé a mi colega Paco Gómez y le invité a cenar en Lhardy. Brindamos porque esa noche, una vez más, logré esquivar a la muerte.
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