Ayer estuve con Paco Gómez un rato por ahí. Yo había vuelto de Fuenterrabía y él de Algeciras. Me trajo las primeras 70 páginas de su cuarta novela, en la que novela un caso mío. A estas alturas ya me las he leído y me ha parecido lo de siempre, que este tío es bueno, que pide paso y que a ver si algún editor en 2010 es capaz de darse cuenta de su talento. Está preocupado porque le salen tochos de cuatrocientas y pico páginas (que ya quisieran muchos) y ayer me decía que la próxima la va a hacer de ciento y pico a ver si tiene más suerte.
Nos fuimos a Malasaña. La creperie cerrada. Bajamos por San Vicente Ferrer 200 metros. El Bukowsky, el garito del Carlos Salem cerrado. Empecé a pensar que deberíamos habernos quedado en casa. Total, que nos fuimos al centro. Se nos ocurrió tomarnos un chocolate con churros y tiramos para San Ginés. Nos fuimos de allí porque había una cola para entrar al local de tres pares de cojones. Así que nos dirigimos por el Monasterio de las Descalzas a la chocolatería Valor. La hostia, había más cola que en San Ginés y la terraza llena. Había que echarle huevos para sentarse fuera, 5ºC marcaba el termómetro. Pues nada, allí estaban las familias con niños y abuelos incluidos. Total, que acabamos en la cafetería de un lujoso hotel situado en una bocacalle de la calle del Carmen, vacía, tomando el jodido chocolate. Aparte de hablar de que vaya tarde que llevábamos y de la puntería al elegir los sitios tuvimos una animada conversación al respecto de que si la peña se había vuelto gilipollas, porque hacer cola a cinco grados para tomar el jodido chocolate nos pareció de locos. Nosotros lo estábamos tomando, más caro, pero a veces merece la pena pagar por estar en un sitio tranquilo. Además, señores por aquí y señores por allá, no como en el San Ginés y en el Valor que te tiran el jodido chocolate a la cara y no puedes ni hablar entre los gritos de los jodidos niños y sus padres de los cojones.
El caso es que al final acabamos tomando unas alitas en un sitio en el que tampoco habíamos estado nunca, ya digo, los habituales estaban cerrados. Y cerramos la velada entre mojitos escuchando son cubano en la Negra Tomasa, un garito que está bien, pero que a la hora de cobrar van a degüello. Al menos los del son versionearon a Compay Segundo y nos regalaron los oídos.
Me despedí de Paco en Sol y quedamos en ir otro día al Bukowsky porque él tiene ganas de recitar. Y yo, ya digo, tengo ganas de pillar algo del Carlos Salem. Un tío que gana el memorial Silverio Cañada con su primera novela y el Premio Novelpol con la segunda, seguro que es interesante. Un tío al que los de Salto de Página fueron a su garito a preguntarle por algunos escritores de los que paran por allí habitualmente para intentar pescar a algún talento y publicarle. Al final acabaron publicándole a él.
Oye, dile a Paco Gomez que no desespere que todo llega. ¡Madre mía! Qué mundo este de la literatura, se está convirtiendo en el más cruel de los mercados.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues la verdad es que lo pasamos bien, Carlitos, como siempre. Lo del chocolate, una pasada con las colas. Y sí, me apetece pasarme un día por el Bukowsky, a ver si lo hacemos.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Mercedes. Sí que es cruel este mundo de la Literatura.
Un abrazo.
En estas fechas siempre pasa lo mismo; la gente va a los lugares porque "tiene que ir" y así, no hacen más que joder a los habituales. Por otro lado, yo estoy convencido de que poco antes de Navidades abren las cárceles, dan de alta en los psiquiatros, etc. porque sino, no se comprende de dónde sale tanta gente que el resto del año parece no existir (o esto o los suelta alguna nave nodriza a las afueras de Madrid).
ResponderEliminarEn cuanto a los lugares, a mí me pasó muchas veces, que descubrí garitos interesantes de casualidad y de rebote. En cualquier caso, ayer me la pasé leyendo "Impar y rojo", de Oscar Urra. Me quedan 14 páginas.
Un saludo.
Mercedes:
ResponderEliminarNo te preocupes, Paco tiene paciencia, aunque eso só, como dices, el mundo de la Literatura es cruel.
Paco:
Sí que lo pasamos bien, después de todo, Paco. Y haz caso a Mercedes, todo llega.
Guido:
Llevas razón, Guido, la gente es que da un poquito de asco. Aunque Paco y yo, descubrimos esa cafetería gracias a las colas de los chocolates. Espero que te haya gustado "Impar y rojo", ya me cuentas.
Un abrazo a todos y gracias por las visitas.