El círculo alquímico

El círculo alquímico
El círculo alquímico, de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-95690-73-9. A la venta en enero de 2011.

sábado, 23 de enero de 2010

Migrañas y episodios nocturnos

Aprovechando que ayer cené en el barrio con mi madre y que hoy es el cumpleaños de Paco Gómez, los dos hicimos un hueco para ir por ahí a cenar. La noche no pudo empezar de forma más surrealista. Llamé a un taxi y me fui en él hasta el portal de Paco para esperarle. En esto que llega un nota borracho, abre la puerta del copiloto y se cuela dentro. Le dice al taxista que dónde ha robado el taxi. El taxista, todo flipao, le dice al nota de buenas maneras que salga del coche. Y el borracho, ni corto ni perezoso, le mete un truco lateral en la cabeza. Me hirvió la sangre, porque el menda tendría unos veinticinco y el taxista unos sesenta. Así que, saqué la pipa, se la puse en la cabeza y le dije que o salía del coche o le reventaba los sesos allí mismo. El chaval me miró, abrió la puerta y creo que todavía estará corriendo por la Carretera de Vicálvaro. Tuve que tranquilizar al pobre taxista que en ese momento estaba acojonado de tener a un tío detrás con una pistola. Le enseñé la licencia de armas y el carné de detective. Al final me dio las gracias.

A los dos minutos bajó Paco, que no quería salir porque anda con migrañas. Es curioso, porque en sus novelas que yo protagonizo me ha atribuido a mí las migrañas. En su día me consultó y yo le dije que adelante, al fin y al cabo, aunque las novelas las basa en cosas que yo le cuento no dejan de ser ficción, y se tomó la licencia literaria. Un detective con migrañas, hasta queda gracioso.

El jueves me acojonó. Resulta que por la tarde había ido al neurólogo y le mandó un tratamiento nuevo. Por la noche, al tomarse dos pastillas, le entró un ataque. Por lo visto estuvo quince minutos en su casa temblando como un yonki. Me llamó y me presenté en su casa cagando leches para llevarle a urgencias, pero cuando llegué ya se le había pasado y no quiso ir. Luego le dieron vómitos, diarreas y un dolor de cabeza del carajo de tres horas. Yo ya me había marchado, me lo contó al día siguiente.

Continuando con lo del taxi, nos fuimos a Capitán Haya y nos metimos en el Mesón Madrid Jabugo I. Pedimos una de ibérico de bellota (Schez. Romero Carvajal 5 jotas), cecina de León, lomo ibérico y queso viejo de oveja. Cuando voy a pedir la de Marqués de Cáceres me dice que no, que él va a tomar fanta de limón. “¿Lo que? –le digo-“. Total que ya me cuenta que el médico, por lo de las migrañas, le ha prohibido beber, fumar y tomar cafés. Pues bueno, allí que estuvimos cenando, yo con dos copitas de Rioja y él con la fanta, con un par. La comida de lujo, el local guapo y la gente parecía que habían ido todos a colegios de pago porque se limitaban a cenar y a charlar en voz baja, nada de gritos, y los críos educados y sentaditos con los padres.

Luego nos fuimos al Seis Peniques y me pedí un café irlandés y Paco con cara de circunstancias y con un muermo de la hostia. Y ya me dice que lleva desde el jueves sin tomar café cuando él es un tío de cuatro cafés diarios o más. Así que al final le convencí y se pidió un vienés, que no lleva alcohol. Al rato concluimos que tenía síndrome de abstinencia de cafeína. Cuando llevaba medio café se encontraba mucho mejor.

Al menos, me contó que una editorial importante a la que había enviado los tres primeros capítulos de su tercera novela, la primera que yo protagonizo, le había pedido el manuscrito entero para continuar con la lectura. Paco estaba contento.

La velada agradable, como siempre. Pero Paco con un muermo considerable. Y es que tomarse los ibéricos con fanta y el café sin un chorrito de whisky, yo creo que no es nada bueno.

6 comentarios:

  1. Cómo disfruto cada vez que nos traes una de tus salidas con Paco Gomez, casi saboreo el jamón y el vino. Lo de llevar una pipa en el bolsillo es la leche, ¿la licencia de armas dónde y cómo se saca? Tal y cómo están las cosas... Lo de las migrañas de Paco me tiene preocupada, no se puede pedir fanta con un buen jamón. Menos mal que al final nos das una buena noticia, a ver si de una vez nuestro amigo ve su obra en las librerías, estoy segura de que a partir de ahí todo va a ser coser y cantar.
    Otra cosa, ayer, por fin, me trageron en la librería Luces, la más concurrida de Málaga, "El violinista de Mauthausen", ya os contaré, por cierto, que casi me muero de emoción cuando vi mi novela en la mesa de novedades (lo siento, si no lo digo reviento).
    Un placer pasarme por esta casa, siempre disfruto.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. No me extraña que el bueno de Paco no quisiera salir de casa. Sólo de imaginarse el revuelto de jamón ibérico con Fanta, se le quitarían las ganas (seguro que en el prospecto del jamón, aparece como contraindicado). En fin, a pesar de todo, tenía justificación.
    Has hecho bien en dar la dirección del local, porque debe ser de los pocos donde la gente no arma barullo y grita como condenada.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Joder, niño, desde que te has puesto con esto del blog, todo el mundo va a saberse mi vida. Lo pasé bien, aunque las circunstancias determinaran que tuviera que cortarme un poco. Jamás habría atribuido mi muermo a la falta de cafeína, qué jodido enganche sin saberlo. Qué guays, Mercedes, ver tu novela en la estantería, ¿no? Me queda nada de leer del violinista. Sigo opinando que fascinante.
    Guido, el local estaba muy bien. Y la comida, a pesar de la fanta, también.
    Bueno, Carlitos, hasta la próxima.

    ResponderEliminar
  4. Mercedes:
    Enhorabuena por lo de tu novela. Paco ya terminó el violinista, a mí me quedan 100 páginas. A él le ha encantado. Dice que va a hacer reseña en su blog. Estoy seguro de que al final publicará sus novelas, son muy buenas, créeme, aunque yo soy su mejor amigo, qué voy a decir. Respecto a lo de la licencia la tengo desde que fui inspector de policía y luego la renové al hacerme detective. Y la cena estupenda, aunque no sea lo mismo paladear el ibérico con fanta que con un buen rioja. Pero lo de las migrañas es una putada. A veces le ha dado en mi presencia y ¡uff!

    Guido:
    El garito totalmente recomendable, si puedes pásate. A pesar de la zona donde está no es nada caro y la gente, como digo, educada de cojones.

    Paco:
    Paco, Paco..., no te quejes. Que lo que yo cuento aquí no es nada. Como publiquen la novela, media España va a saberse mi vida. Espero que estés mejor. Y que sea al final la migraña la que te convierta en un monje zen no deja de ser paradójico.

    Un abrazo a todos.

    ResponderEliminar
  5. Cuida a Paco, Carlos, y deséale felicidades de mi parte con retraso cuando lo veas. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Pues lo haré de tu parte, José Miguel, que sé que le aprecias. Aunque él mismo pasa por mi blog y verá tu mensaje. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar